Me pregunto si las mujeres tenemos ese
hombre especial que elegimos como padre para nuestro futuro hijo. No es
cualquiera y muchas veces no coincide con el novio de turno. Cuando las fechas
no nos cierran y nos empezamos a dar maquina con la llegada de un posible
porotito a nuestras vidas, no siempre estamos con el hombre correcto y nos
invade un profundo sentimiento de negación, de tristeza. Y ahí es cuando
pensamos: "si estuviera con mi Sí, no tendría problema de tenerlo, pero
justo ahora que estoy con Ni, me cortaría mis proyectos". Me pregunto ¿por
qué con fulano, sí, con el que NO estoy en pareja pero amo inmensamente por los
siglos de los siglos y con mengano ACTUAL
amor de mi vida, con quien decidí compartir el camino, para ir hacia el
mismo lado, juntos y a la par, NO?. ¿Será que la verdad de la milanesa está
relacionada con el hecho de que el corazón se quedó con mi Sí, y que mi cerebro
y cuerpo están con Ni para que todo sea más fácil y la soledad deje de pesar?
Todo puede ser. La realidad es que a la hora de hacer el famoso test de
embarazo preferimos estar al lado de una amiga y no del futuro padre de nuestro
posible hijo. Las opciones de no tenerlo nos invaden. Si otra fuera la
situación otro sería el cantar también. Finalmente no es. El resultado negativo
nos devuelve el alma al cuerpo. Volvemos a casa con la mejor de las noticias
para acurrucarnos al lado del que ya no es el futuro padre. El que nunca hubiésemos
querido que lo fuera y nos conformamos pensando que no era el momento. Que
mejores tiempos se asomaran en un futuro que no queremos ver que es incierto.
Mientras tanto, nuestro Sí va silbando bajito por la vereda de enfrente.
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