lunes, 6 de agosto de 2012

Mi “Sí”



Todos tenemos alguien a quien no podemos decirle no. Ese sujeto es mi “Si”.

Había pasado un año sin que advirtiéramos de nuestra existencia y parecía que la vida se desarrollaba con total normalidad hasta que una noche coincidimos en una fiesta y todo cambió para siempre.
Bailamos durante horas y por la mañana me dejó en mi casa. Temía que mi papá espiara por la ventana mi llegada, sin embargo no me importó.
Antes de bajar de su auto,  tuve una imperiosa necesidad de besarlo pero me contuve. ¿Qué me estaba ocurriendo? Era un perfecto desconocido, no era el hombre con el que había soñado y mucho menos el que el resto había soñado para mí.
Besé su mejilla y lo despedí hasta dentro de unas horas, cuando ambos volviéramos a encontrarnos en la oficina y la carroza otra vez volviera a ser calabaza.
Esperé detrás de la puerta hasta que oí que su auto se alejaba.
Las pocas horas que dormí, soñé con él. Sabía que no debía.
Era catorce años mayor que yo y una historia muy pesada sobre sus hombros. Demasiado para una chica de veintidós que jamás había salido al mundo.
Al día siguiente sentí vergüenza de verlo pero parecía que para él, nada nuevo había sucedido y me trató como siempre.
La realidad era que no estaba segura por qué había pensado tanto en él. Quizás por ser mi primer baile, tal vez porque era el primer hombre que me valoraba por lo que era o tal vez simplemente esa noche comenzó a convertirse en mi “Sí”.



2 comentarios:

  1. Yo también creo en los "siempre sís", creo que se llaman almas gemelas, pase lo que pase sientes un vínculo con ellos que te hacen incapaz de alejarte.
    Deduzco que hemos vuelto al pasado antes de que llegara el chico de aquel autobús.

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  2. Deduzco lo mismo que Rebeca. Ahora has decidido hacer honor al nombre de tu blog, y esto, ya lejos de ser presente, es La Vida de Lucila Mar...
    Algo así como tu pretérito pluscuamperfecto.

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